Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

domingo, 17 de abril de 2011

GUY LEVIS MANO Y SUS EFEBOS: El Discreto Encanto Homoerótico de la Poesía.

Portada de "Los Efebos"
Guy Levis Mano (1904-1980), conocido por sus iniciales MLG y por el seudónimo de Jean Garamond, fue un poeta francés, también fue un editor activo y fundador de numerosas revistas, editó y publicó  los trabajos de muchos poetas de su tiempo. En su obra, se aferró a la calidad de la tipografía, no dudando en innovar y explorar nuevos caminos, garantizando la alianza de texto y la ilustración.

Guy Levis Mano
La homosexualidad de Guy Levis Mano pasó desapercibida, era una persona muy discreta. No obstante su trabajo poético aunque no muy extenso nos asegura sobre su preferencia sexual. La colección de poemas homoeróticos es mínima y quizás ésta es probablemente la razón de que su nombre ni su trabajo suelan ser citados dentro de las principales bibliografías gays. La literatura francesa esta llena de poesía homosexual, pero este género tan antiguo siguió siendo muy marginal en el siglo XX. Guy Levis Mano, por lo tanto fue un pionero, y colaboró con la nueva conciencia gay, que surgió  tras la Primera Guerra Mundial. 

Así en la década de los 20 en Francia surge el renacer de la literatura homoerótica, Marcel Proust muere y se le es publicado Sodoma y Gomorra fueron. André Gide y Jean Cocteau publican sus obras en las que sus homosexualidades se afirman claramente. Pero Guy Levis Mano era un completo desconocido para aquel entonces y su libro de poesía homoerótica fue impreso en cantidades muy pequeñas, con una distribución muy privada, hecho que hizo que Guy Levis Mano permaneciera fuera de los círculos homosexuales muy activos en el París de entreguerras. Como prueba, Gilles Michel y Barbedette Carassou no lo citan en su bibliografía gay  de París en 1925.

Guy Levis Mano  también se quedó fuera del movimiento surrealista, lo que probablemente explica su poca fama, su timidez y discreción fue totalmente absoluta e hizo que se refugiara en su trabajo como editor.  Sin embargo su trabajo poético es hermoso, y rico en imágenes literarias. Guy  tiene sus admiradores y sigue despertando gran interés entre los fanáticos de la literatura homoerótica, los bibliófilos y los ​ artesanos de libros.

Aquí les dejo tres de sus poemas pertenecientes a su poemario Los Efebos, publicado en 1924 en la revista La Revue sans Titre, publicación periódica de carácter homoeróticoque fue fundada por el mismo escritor y algunos amigos.  Según el prefacio de este poemario estos bellos poemas estaban dedicados a un amigo español que amaba y que se habría suicidado en aquel entonces. Igualmente las ilustraciones aquí expuestas pertenecen a la edición original de Los Efebos y que corrieron a cargo de Lucien Lovel (Gaston Poulain) bajo la técnica de la xilografía o grabado en madera.


ILUSIONES

Vendrá el que no vino más...
Vendrá, y con su voz indolente
con su cantar amanerado y menudo
me dirá con palabras trémulas
las cosas dulces y sutiles que sólo el sabe decir
que hasta mi corazón será tocado por su grave caricia...
Luego verá mis pestañas dormidas
el rastro todavía húmedo de mis lágrimas
Dirá, y su voz será melancólica
melancólica como el ruiseñor
y su lamento vespertino
"Pequeño Guyto, tus ojos están rojos, estás triste
y fui yo quien te hizo llorar...
Pero nunca más estarás triste.
Te lo juro, pequeño Guyto... Vuelvo.
Perdoname yo estaba loco... Yo te amo."...

Y yo me haré daño en los ojos
tratando de rechazar las lágrimas que insisten
delante de su mirada ahora pintada de cielo.


ESPASMOS

No, no temas nada, no tendré frío
que importa que seamos descubiertos
ya que tu cuerpo esta muy cerca de mí
y siento lo febril de tu carne...

Acerquémonos, dame tu boca.
No, así no es, eres brutal.
Esta tarde no quiero los besos feroces
ni las caricias que hacen daño.

Pero dame tus labios también...
¡Amo que tu respirar me abofetee!
Amo tu aliento que adentro duerme
en lo profundo de tu alma dulce e inquieta.

Adentro duerme algo de tu alma,
pero es en tus cerúleos ojos
arropados por tus párpados que se pasman
donde se refleja mejor el alma mía.

¡Oh! esta tarde infinitamente te quiero.
Pues si, siempre te querré mucho.
Esta tarde tus ojos están como gemas
y su resplandor despierta mi deseo loco.

Y quiero sentir la muerte efímera
inefablemente olvidar todo
¡Oh! Apriétame mucho contra tu cuerpo...
¡Félio!... ¡Félio!...


EL HERMAFRODITA

Sueña con el esplendor de la Roma imperial
con los ambiguos efebos y los Césares fogosos
con los Generales que le dan a sus varoniles soldados
el carmín de sus labios y pintan sus mejillas.

Sueña con el augusto súcubo Heliogábalo
levantando un magnifico altar al falo.
En el innoble Nerón en los amores ideales:
Adriano que llora a su esclavo Antínoo.

Sueña con los jóvenes afeminados de Atenas
dándose orgullosos al abrazo de los guerreros vigorosos...
El adolescente cierra los ojos en la plenitud de la noche
extasiado en los deseos de los perfumes febriles.

¡Oh! Entre los aromas alborozados del parque...
tener en esta soledad amplia y serena
sobre sus ojos la ternura exaltada de una mirada
¡sobre su boca la pasión ardiente de un aliento!... 

El muchacho sueña con un hombre maravilloso,
infinitamente dulce pero viril como un animal.
Duerme en el lago inmenso de sus anchos ojos
que tienen el color triste y marchito del otoño.

El hombre acaricia su cuerpo con sus dedos largos
y lentamente, ardientemente, saborea sus labios
su carne se estremece con profundos espasmos
y nace en su corazón un delirio suave...

Por Félix Esteves

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